Los dracs siempre me recuerdan las veladas veraniegas en tu tierra, que han sido y son tantas... Paredes blancas de casas y masías con oliveras, por las que, como perplejo ante la luz artificial de las bombillas, el drac se detenía durante largos minutos, quizá esperando cazar algún insecto, mientras charlábamos animadamente sobre la vida. Así una y otra vez, un año tras otro, y el mismo drac, en distintos lugares, desde el norte de Girona hasta Torredembarra, acompañando los veranos de nuestras vidas.
A mí me han acompañado siempre, en la casa de mi abuela, en las noches de verano, de pequeña, si dejábamos la ventana abierta entraban en la habitación...Entonces les tenía miedo, luego empecé a observarlos y me fascinaban...
Has escrit un haiku preciós. Gràcies per avisar-me quan t'inspires en alguna de les meves fotos. A mí sempre m'han fascinat els dragonets; de fet en tinc alfuns pel meu jardí i sovint em sorprenen apareixent i despareixent entre les plantes de les parets.
Los dracs siempre me recuerdan las veladas veraniegas en tu tierra, que han sido y son tantas... Paredes blancas de casas y masías con oliveras, por las que, como perplejo ante la luz artificial de las bombillas, el drac se detenía durante largos minutos, quizá esperando cazar algún insecto, mientras charlábamos animadamente sobre la vida. Así una y otra vez, un año tras otro, y el mismo drac, en distintos lugares, desde el norte de Girona hasta Torredembarra, acompañando los veranos de nuestras vidas.
ResponEliminaUn petó, Dolors.
A mí me han acompañado siempre, en la casa de mi abuela, en las noches de verano, de pequeña, si dejábamos la ventana abierta entraban en la habitación...Entonces les tenía miedo, luego empecé a observarlos y me fascinaban...
ResponEliminaDolors
Has escrit un haiku preciós.
ResponEliminaGràcies per avisar-me quan t'inspires en alguna de les meves fotos.
A mí sempre m'han fascinat els dragonets; de fet en tinc alfuns pel meu jardí i sovint em sorprenen apareixent i despareixent entre les plantes de les parets.